De eso tan bueno, no dan tanto. Pero con nosotros, sí.
Lo más valioso de la arquitectura de marca es su integralidad, pues funciona como un ser vivo con alma y cuerpo. El alma está compuesta por esencia (ADN), propósito, convicciones, personalidad y visión de futuro.
¡Qué es el alma de la marca?
Qué es el alma:
Si lo crees tú, los demás te lo creerán.
Si queremos entender cómo es una marca, empecemos a concebirla como una persona. Como nosotros, tiene alma y cuerpo. Sabe qué quiere, cómo es, qué quiere llegar a ser y cómo quiere hacerlo. Tiene sueños, personalidad, gustos y disgustos.
A medida que crece y emprende nuevos retos, puede tener cambios de identidad; es una oportunidad de crecimiento. Si aprovechamos estos momentos podemos orientarla siempre hacia el éxito.
¿Qué es el ADN de la marca?
A veces olvidamos quiénes somos Cuando hablamos del ADN de una marca, hablamos de aquello que la hace única e irrepetible, de ese elemento que constituye su esencia y que no se podría sacrificar por ningún motivo.
Partiendo de él construiremos todo el discurso de ahora en adelante y será el norte que nos guiará en el proceso de elaboración de una marca íntegra y exitosa.
Para construir el ADN, podrías comenzar haciéndote las siguientes preguntas:
¿Qué tiene mi marca que la diferencie de los demás?
¿Qué la hace única?
¿Cuál es la característica principal que la define?
¿Qué le ofrece mi marca al mundo?
¿Cuál es su naturaleza?
¿Cuál es el propósito de la marca?
Basta ya con el “sólo sé que nada sé” Tenemos clara cuál es la esencia de la marca. Ahora, ¿cuál es su razón de ser?
Pensemos en su “grito de batalla”, su motivación principal para emprender cada día. Si logras que todos estén conectados con este propósito, sus acciones lo reflejarán ylos resultados serán beneficiosos tanto para la marca, como para los clientes.
¿Cuál es su propósito?
¿Cuál es la razón de ser de mi marca?
¿Cuál es su motor?
¿Cuáles son las convicciones de la marca?
¿Ver para creer? Mejor creer para hacer. Cuando concretas en lo que cree tu marca, lo haces para orientar su comportamiento, definir cómo se expresa y qué busca comunicar con sus acciones. Se trata de generar un impacto a través de las convicciones innegociables que tiene en todas las dimensiones que componen la marca: lugar, producto, comunicación, valor y personas.
Para definir esto, hazte las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los principios que orientan sus acciones y transacciones?
¿Qué valores orientan el camino de la marca?
¿Qué principios le dan sentido a lo que hace la marca?
¿A dónde quiere llegar la marca?
Sólo hay un camino para llegar al éxito: el que tú escoges. Con la motivación adecuada también podremos definir qué camino tomará la marca para cumplir su sueño. Pensemos en su progreso ideal en un marco de 5 años, ¿cómo será la marca en un futuro próximo?
Planteemos los avances desde una perspectiva multidimensional para que la proyección nos genere unas metas considerando los aspectos financieros, un plan de expansión, el equipo de trabajo y variables cuantitativas. Si defines esto desde un principio, comenzarás a trabajar por ello y cuando menos pienses, mirarás alrededor y habrás construido todo lo que imaginabas.
¿Qué hará en el futuro?
¿Qué metas tiene?
¿Qué quiere lograr?
¿Cómo es la personalidad de la marca?
¿Ser o parecer? Mejor ser y parecer.
Las marcas también tienen personalidad, como nosotros. Allí definimos su manera de ser, cómo la perciben los demás y qué quieren proyectarle al mundo.
Cuando indagamos sobre cómo podría ser, pensémoslo como la construcción de la personalidad de un individuo, ¿qué la hace ser ella?
Puede ser, por ejemplo: alegre, cálida, amable y no ser rígida, informal y pesada. Todos estos elementos le aportan a la construcción de la imagen íntegra de la marca.
Imaginémonos la personalidad de la marca respondiendo las siguientes preguntas:
¿Cómo es?
¿Cómo no es?
¿Qué le gusta?
¿Qué no le gusta?
¿Cómo la percibe la gente?
¿Qué quiere proyectar?
Hasta este punto ya sabes cómo es la marca ahora pregúntate con quién quieres conectarla desde lo emocional y lo funcional.